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Saliendo desde Montán. |
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Punto de salida andando desde el camino de la Artejuela. |
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fuente del puente, en S. Vicente de Piedrahita. |
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albergue macrovida en el cerrito |
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comiendo en el albergue |
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calle en el cerrito |
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Alicia, Marga y Mª José en el cerrito |
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cenando en la piscina de S. Vicente |
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Iniciando la marcha hacia el rio carbo |
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Impresionante desfiladero |
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casas del cerrito |
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cruzando el rio |
Comenzamos nuestra primera marcha de dos días, saliendo desde Montán, con el objetivo de ir hasta la cascada del río Carbo, en Villahermosa del río. Fuimos madrugadores y el grupo salió en coche hasta el desvío de la Artejuela. La ruta a seguir era por el GR7 hasta S. Vicente de Piedrahíta. Éramos un grupo bastante numeroso, con niños incluidos, calculo que seríamos unos treinta. La primera parte del recorrido era de 5,5 km, casi todos cuesta arriba, pero no se nos hizo muy pesado, descansamos varias veces para reagruparnos y casi sin darnos cuenta llegamos a la fuente del puente que hay justo antes de llegar a nuestra primera parada, allí dimos cuenta de un buen almuerzo y de las cervezas que nos trajeron Pere y Julia, nuestros conductores de los coches escoba. Seguidamente nos presentamos en al albergue situado en el cerrito, en San Vicente de Piedrahita. Allí nos asignaron nuestras habitaciones y después nos fuimos a la piscina del pueblo a darnos un buen chapuzón, que con el calor que hacía nos vino de miedo. Comimos en el albergue de Macrovida, nos dieron una comida muy buena, nos trataron fenomenal e incluso tuvimos una clase de estiramiento que a más de uno le costó un poco de sufrimiento.
Con un poco de retraso sobre el horario previsto iniciamos la marcha del segundo día, fuimos en coche hasta Vilalhermosa del Río, una vez allí continuamos por la carretera hasta coger el desvío por pista forestal que nos llevaría a coger la senda (el GR7). El punto de partida era la masía de los roncales, allí aparcamos los coches, cogimos agua de una fuente y comenzamos a andar. El día era muy caluroso, la senda estrecha y no veíamos ni una gota de agua. Pasamos por un hermoso desfiladero, abajo se veía un riachuelo que apenas llevaba agua, comenzamos a descender y el riachuelo antes medio seco presentaba ahora abundante agua, frescor, pozas y alguna sombra, a mitad de camino encontramos una fuente, al cruzar el riachuelo nos mojamos los pies, así que la marcha estaba resultando muy agradable.
Descansamos en un antiguo molino que tenía un pequeño prado y un puente de madera. Después vendría lo peor, una subida empinada, con el suelo pedregoso y a pleno sol. Por fortuna no era muy larga, aunque nos resultó muy costosa de hacer, después venía un llano con un bonito paisaje, masias a lo lejos y al fondo podiamos divisar el que sería nuestro destino, la cascada del rio Carbo.
Al llegar, como siempre pasa en agosto, el lugar estaba abarrotado, pero el sitio era de una belleza extraordinaria. Una hermosa cascada caía con fuerza entre el verde musgo y la agreste roca caliza, abajo una poza de agua friiiiiiia permitía el baño. Todos nos bañamos, nos hicimos la foto al lado de la cascada y no nos importó para nada que el agua estuviera helada. Desde luego que el esfuerzo había merecido la pena.
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un descanso en el molino antes de emprender la subida |
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cascada del rio carbo |
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un descanso al finalizar la marcha |
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Terminada la marcha, una refrescante cerveza. |